viernes, 23 de julio de 2010

Reflexiones sobre "Up in the Air"

MORPHEO: Matrix está en todas partes. Se encuentra a tu alrededor. Incluso ahora en este mismo salón. Puedes verla cuando miras por la ventana o cuando enciendes tu televisor. Puedes sentirla cuando vas al trabajo, cuando vas a misa, cuando pagas los impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para cegarte de la verdad.

NEO: ¿Cuál verdad?

MORPHEO: Que eres un esclavo, Neo. Como el resto del mundo, has nacido con ataduras. En una prisión que no puedes probar, ver o tocar. ¡Una prisión para tu mente!”

- The Matrix –

Esto es lo que somos. Una gran manada de seres cada vez más lejanos de ser autosuficientes. “Todos aquí somos prisioneros de nuestros propios instrumentos”, como dice la letra de Hotel California de The Eagles. La eterna competencia de quien es más fuerte, el hombre o lo que el hombre crea. Tema que ha sido tratado por un gran número de películas, entre las cuales podría nombrar “2001: Odisea del Espacio”, “Yo, Robot” (la cual está basada en la Saga de la Robótica de Asimov), la saga de “Terminator”, y la anteriormente citada “The Matrix”.

Pero mi reflexión no es discutir quien es más fuerte, sino hasta que punto el hombre necesita a la tecnología. Y la respuesta es muy fácil, ¡la necesitamos completamente! ¿Cuantos de nosotros sabemos obtener fuego sin un encendedor? ¿O cuantos sabemos entretenernos con cosas que no impliquen ni televisor ni un computador? ¿Sólo piensen que hacemos si un día entero se va la luz? Poco a poco hemos creado una prisión (o llámese una forma de vivir) en la cual el apartarnos de ella se nos hace prácticamente imposible. Estamos “Institucionalizados” así como llaman en The Shawshank Redemption a quien no sabe vivir por fuera de la cárcel. Y realmente no nos damos cuenta que por fuera hay un mundo increíble el cual no conocemos, ya que no sabemos vivir en él.

No crean que estoy en contra de la tecnología, ya que gracias a muchas cosas logramos vivir con una comodidad que era inimaginable hace varios años. Mi papá siempre me dice: “Estoy seguro que en el cielo Jesús está sentado a la derecha de Dios, pero del otro lado tiene que estar el que inventó el aire acondicionado.” Estoy totalmente de acuerdo. Pero todos los excesos son malos, como dice el viejo adagio. Y no nos damos cuenta que el exceso de la tecnología no sólo nos va apartando del mundo que nos rodea, sino también de su gente. Y poco a poco le vamos poniendo ladrillos a una pared (como lo describe Pink Floyd en la Rock Opera "The Wall") que nos aísla del mundo y la sociedad.

Esa es la gran paradoja de la tecnología. Al mismo tiempo que nos acerca al mundo, también nos aleja de él. Logramos estar en contacto con más personas, y al mismo tiempo no estamos en contacto con ninguna. Cualquiera que haya visto alguna vez a un grupo de personas en el mismo sitio hablando por blackberry pero ninguna está hablando entre sí, sabe a lo que me refiero. Toda esta reflexión y algo más, es la que desde mi perspectiva desarrolla la obra maestra de Jason Reitman “Up in the Air”.

La historia aparenta ser sencilla, pero el contenido de fondo en cada escena es muy valioso. La trama general consiste por un lado en un hombre llamado Ryan Bingham, interpretado brillantemente por George Clooney, cuya vida radica en estar viajando constantemente por todo el país despidiendo personas. Bingham vive su vida en permanente contacto con gente por todo el país, pero al mismo tiempo no está con nadie. No tiene hogar (el hecho de que siempre introduzca la llave equivocada de su habitación no es fortuito), no tiene amigos, y mantiene el mínimo contacto posible con la poca familia que tiene. Se hospeda siempre en lujosos hoteles, cena en los mejores restaurantes, y su mayor ambición en la vida es tratar de acumular 10 millones de millas para pertenecer a un grupo selecto de caballeros que obtienen los máximos beneficios que puede ofrecer American Airlines. Y él no sólo se siente cómodo de esta manera sino que sabe que es el único capaz de lograr bien su trabajo. No es fácil saber cómo decir las cosas, sobre todo algo como despedir (o como dice él, “dejar ir”) a una persona de su empleo, de su fuente de ingresos, de su vida, y Bingham es la persona ideal para lograrlo de la forma más placentera posible (Otra paradoja de la película: Bingham es experto en como relacionarse con todo el mundo, menos con la gente que debería importarle). Por otro lado, está Alex Goran, una mujer con un estilo de vida similar al de Bingham, quien se deja descrestar y seducir por los lujos a los que se encuentra acostumbrado Bingham. La escena en que comparan tarjetas de crédito y carnets de miembros de beneficios exclusivos no es simple capricho de Reitman. Es la forma cómo se nos muestra que Alex es el Bingham femenino. “Son una pareja plástica”, como diría Rubén Blades.

Pero ese equilibrio en la aparente vida perfecta de Bingham se desestabiliza cuando entra en su vida Natalie Keener. Ella es una joven recién egresada y ambiciosa, quien tiene ya su plan de vida hecho y busca realizar su trabajo de la mejor manera posible para así ir ascendiendo en su empresa. En otras palabras, ella es Bingham en el pasado, cuando aún estaba lleno de expectativas y sus metas eran mucho más que simplemente acumular 10 millones de millas. Natalie desarrolla un proyecto para la empresa llamado Glocal (Hacer que lo global se vuelva local). El proyecto consiste básicamente, con el fin de reducir costos, en un software que les permite despedir a las personas desde un computador con el fin de evitar que se tenga que estar viajando a hacerlo personalmente. En otras palabras, consiste en eliminar el contacto físico en la manera de interactuar entre los individuos para así poder estar en todo el mundo, sin estar en ningún lado, y estar con todo el mundo, sin estar con nadie.

Para tratar de contradecirla, Bingham le trata de mostrar lo que es su mundo, por lo que se lleva a Natalie a viajar por los Estados Unidos haciendo su trabajo. ¿Pero en que consisten estos viajes? Pasar de aviones a aeropuertos, de aeropuertos a hoteles, de hoteles al sitio de trabajo, para luego regresar al aeropuerto y embarcarse en otro avión. Es por eso que cada escena de la película sucede en alguno de estos sitios, porque ese es el mundo de quien trata de estar en todos lados. Las únicas escenas que recuerdo en las cuales se interactúa con la naturaleza ocurren cuando Ryan tiene acceso a algún sentimiento que lo haga sentir en su hogar. La escena en la que trata de aconsejar a Natalie y de explicarle el por qué no cree en la institución del matrimonio ocurre en un puerto mientras tienen los pies en el agua (Ryan siente lo que es la amistad). Y cuando le está contando a Alex lo que fue su infancia ocurre caminando sobre la nieve (Ryan siente lo que es el amor). El contacto emocional con otros seres humanos logra que Bingham escape momentáneamente de la prisión que se ha construido, y el resto de las escenas tienen lugar entre paredes y con los pies sobre pisos artificiales, porque a la larga esa es la vida que llevamos. Cada vez se pierde más el contacto con la naturaleza y nos refugiamos en lo artificial.

“Up in the Air” es un viaje. Un viaje hacia el interior de lo que en el fondo queremos llegar a ser cada uno. Un viaje a que cada uno encuentre su propio destino, mostrándonos las consecuencias de cada estilo de vida que escojamos. En ese viaje, nos encontramos con varios personajes que van mostrándonos el resultado de nuestras decisiones. Llama la atención, por ejemplo, encontrarse con quien dedica toda su vida exclusivamente a su trabajo. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Decide suicidarse el día en que se queda sin él porque considera que eso es lo último que le quedaba en su vida. Encontramos también que Alex, por ejemplo, tiene el estilo de vida de Ryan, pero esa vida para ella era como unas vacaciones constantes ya que igual tenía un hogar, con esposo e hijos. ¿Pero cual era el resultado final de ese juego? Que lo que ella llamaba vida era realmente un vacío que tenía que llenar cada vez que se iba de viaje. Encontramos también a Julie, la hermana de Ryan, quien está a punto de formar un hogar con su prometido. Es el tipo de persona que a pesar de querer viajar por todo el mundo, se da cuenta que no puede hacerlo si pretende consolidar una relación estable con la persona a quien ama, pero no significa que no pueda soñar con hacerlo (el hecho de que se le de importancia a las fotos que toma Ryan para que parezca como si su hermana estuvo en ese sitio con su prometido tampoco debe dejarse pasar por alto si realmente se quiere entender el mensaje de la película).

No es un mensaje optimista, pero sí realista, el hecho de que se nos diga que en la vida tenemos que establecer prioridades. “Up in The Air” es sobre querer tenerlo todo, y querer estar en todo, y luego darse cuenta que nunca tuviste nada ni estuviste en ningún lado (la conversación entre Bingham y el piloto es reflejo de esto). Por un lado Natalie representa lo que es la ambición de la juventud, quien cree que puede volver lo global en local, y que cada pieza encaja a la perfección dentro de un modelo de vida que sólo existe en nuestras mentes. Es lo que todos en el fondo queremos ser. Pero su proceso de maduración inicia cuando fracasa su relación lo que la lleva a replantear el estilo de vida que había escogido. Y por el otro lado está Bingham, quien la experiencia le ha enseñado que los seres humanos no somos ubicuos, y que siempre va a existir el costo de oportunidad. Cada cosa que hacemos, si se quiere hacer bien, implica dejar de hacer alguna otra cosa, y la única forma de realmente ver todo el mundo es desde lejos, como si estuviéramos en la ventana de un avión. Es lo que en realidad somos.

Nosotros los humanos siempre estamos mirando más allá de lo que tenemos. Es lo que nos motiva y nos da impulso para lograr grandes cosas. Pero los excesos son malos, repito. Y si siempre se está imaginando a donde quisiera estar, puedo llegar a perderme lo bello que es el sitio en el que actualmente estoy. No hemos terminado de conocer la tierra y ya queremos conocer el espacio (No digo que eso sea bueno ni malo, simplemente es así). Y bajo esa perspectiva, viajar para quedarse encerrado en un hotel es exactamente lo mismo que salir de tu casa para seguir hablando por un blackberry o incluso lo mismo que no salir de ella y estar frente a un computador todo el día, porque todo eso hace parte de nuestra prisión. (si no se han visto Wall-E, véansela porque maneja brilantemente ese tema al mostrarnos el futuro de la raza humana como una partida de gordos mirando a un televisor sin darse cuenta que tienen piscina!) Esa es la Matrix contemporánea.

Los personajes de esta película son un reflejo de lo que nos hemos convertido como sociedad. Si lo que significa “viajar” en esta película lo convirtiéramos al concepto de “conocimiento”, existen personas que buscan tratar de conocerlo todo sobre un sólo tema, así como hay personas que les gusta conocer muy poco sobre muchísimos temas, y ninguna de las 2 es la manera correcta de vivir, ni la manera equivocada. Todo depende de quien queramos ser como personas. Ryan Bingham quería estar en todas partes, luego se dio cuenta que ese estilo de vida que había escogido no lo satisfacía, pero ya era muy tarde, y no podía simplemente derrumbar toda esa prisión que había construido (cuando digo prisión me refiero a cualquier cosa que no nos deja vivir de una manera distinta, ya que para otros el vivir todo el tiempo en el mismo hogar y con la misma gente es una prisión). Por lo tanto no tuvo más remedio que simplemente conformarse y acostumbrarse vivir en este mundo alejado de todos y viéndolo siempre desde lejos, desde arriba en el aire (Up in the Air).

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